Y mientras éste dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida. De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre. Solo a una mujer se le hubiera ocurrido dudar del mismísimo paraíso. Será porque en ninguna idea de paraíso cabe laSigue leyendo «EVA»